lunes, 15 de noviembre de 2010

EL MIRADOR “HISTORIA”

Calle Dª Rosario Bernabeo
Calle Dª Rosario Bernabeo
Detalle de tejado
Detalle de tejado
Iglesia del Rosario al fondo [El Mirador]
Iglesia del Rosario al fondo

Detalle ventana. Iglesia [El Mirador]
Detalle ventana. Iglesia
  El topónimo de El Mirador ya aparece en estadísticas del siglo XVI y XVIII, descrito como un caserío, llamado así quizás por quedar en una de las áreas más llanas del campo Norte de San Javier. Debemos tener en cuenta que la repoblación de las áreas costeras de Murcia fue muy difícil durante varios siglos, tras la Reconquista del territorio a los musulmanes por parte de la Corona castellana. Los ataques de piratas y corsarios se sucedían. Los hubo durante el siglo XIII y se prolongaron durante la Edad Moderna. Durante el siglo XVII fueron varias las torres vigías construidas a lo largo de la costa.
  No fue hasta el siglo XVIII cuando la densidad demográfica de áreas como la de San Javier pudo incrementarse, siempre en torno a viejos caseríos y fincas de cultivo. Ganado y agricultura de secano fueron el medio de subsistencia de estos caseríos, con una pequeña población de labriegos y grandes extensiones de latifundios de unos pocos propietarios.
  Construcción de la ermita
  La Historia de esta población gira en torno a la construcción en 1779 de su ermita, dedicada a la Virgen del Rosario. Sabemos que Pascual Sánchez, vecino de Tarquinales y Ana Martínez, del Pago del Junco, hicieron una petición al obispado de Cartagena para poder construir este templo. Estos propietarios alegaban que siendo vecinos de Tarquinales y El Mirador, además de otros pequeños caseríos aislados, tenían dificultad para asistir todos los días de precepto a la parroquia de San Javier, especialmente en época de siega u otras labores agrícolas.
  Ana Martínez, una vez obtenida la licencia eclesiástica, le proporcionó a la ermita una imagen de la Virgen del Rosario, que se convertiría en la advocación titular del pequeño templo. Curiosamente la ermita siempre se conoció como ermita de Tarquinales, y fueron vecinos de esta localidad los que colaboraron en sus ampliaciones.
  Testamentos
  Por distintos documentos notariales conocemos a algunos de los vecinos de la población, descubriendo a los principales propietarios. El testamento de José Sánchez permitió que sus herederos contribuyeran al mantenimiento de la ermita. Otros testamentos son los de Antonio Albadalejo, los de Pedro Albadalejo en 1756, el de Juan Martínez Chacón en 1760, el de Juan Miralles en 1762 o el de Tomás Albadalejo en 1764. Son más abundantes los testamentos del siglo XIX pero, como todos los testamentos, apenas aportan algunos nombres de vecinos y los datos de cantidades heredadas y familias herederas.

Informacion obtenida: 
http://www.regmurcia.com/servlet/s.Sl?sit=a,238,c,373,m,1871

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